Buenas noches, pueblo dominicano:
Hoy me dirijo a ustedes con un mensaje que va más allá de cifras, leyes y tecnicismos; un mensaje de sinceridad, de humildad y, sobre todo, de compromiso. Un mensaje honesto, como siempre he creído debe ser todo acto de servicio público, porque, como dijo el gran Benjamín Franklin: «La honestidad es siempre la mejor política». Y hoy más que nunca, quiero reafirmar mi convicción de que la transparencia y la verdad son los pilares sobre los que debemos construir nuestro futuro.
Como ustedes saben, el equipo económico del gobierno presentó ante el Congreso, para su debate y consenso, la Ley de Modernización Fiscal, una propuesta que no surgió de la improvisación o de un capricho personal, sino del más profundo sentido de responsabilidad hacia nuestro país. Este es un momento crucial, y hemos asumido este desafío con el convencimiento de que debemos actuar ahora para garantizar el bienestar de las generaciones que están por venir.
Esta obligación que otros eludieron para proteger su popularidad política, la asumimos nosotros con responsabilidad y valentía para garantizar la sostenibilidad de la economía dominicana. Lo hicimos convencidos de la necesidad de un cambio estructural que redujera la dependencia del endeudamiento externo y aumentara nuestra capacidad de financiar las soluciones a tus problemas de seguridad, agua potable, electricidad, salud y transporte; y para eliminar distorsiones y privilegios. No será fácil resolver cada uno de estos problemas si seguimos siendo unos de los países con menor recaudación de impuestos y con uno de los gastos públicos más bajos de América Latina.
Cumplimos nuestra responsabilidad presentando al país un plan integral de cambios estructurales que incluyen la aprobación de una Ley de Responsabilidad Fiscal, que por primera vez en nuestra historia pone un objetivo de deuda a mediano plazo y un techo al gasto del Gobierno; una propuesta de fusión y eliminación de ministerios, direcciones e instituciones que representarán importantes ahorros y mayor eficiencia de la gestión pública, que compartimos tres semanas atrás; y ahora, se completaría con la aprobación de una Ley de Modernización Fiscal. Esta última iniciativa, como hemos podido observar, no recibió el apoyo ciudadano.
Estoy convencido de que nuestra democracia debe ser un diálogo constante, una conversación en la que cada voz cuente y cada opinión tenga su peso. La democracia no es, ni debe ser, un monólogo ni una practica de cada cuatro años. La democracia es y debe ser el intercambio permanente entre el pueblo y sus gobernantes. En este sentido, nuestra práctica ha sido siempre coherente: proponer, escuchar y, si es necesario, rectificar. Corregir es reconocer que las decisiones -aunque sean bien intencionadas- deben cambiarse, cuando no respondan a las posibilidades y expectativas de la gente.
Un verdadero gobierno democrático no teme enmendar sus decisiones cuando escucha al pueblo. Porque escuchar es un signo de fortaleza. Y yo soy un Presidente que escucha. No estoy aislado, no vivo en una burbuja. Leo los diarios, escucho la radio, veo la televisión, me reúno con todos los sectores, reviso las redes sociales, recorro el país; y además de ser Presidente, soy un ciudadano, hijo, hermano, esposo, padre, amigo, alguien que como tú puede escuchar el ritmo colectivo de la inconformidad. En el pasado, al compás de esos toques defendí la democracia. Ahora también los siento y los escucho. Antes y ahora los valoro igual.
Hoy quiero decirles que su mensaje ha llegado hasta mis oídos, escuchamos sus inquietudes, sus reservas, sus preocupaciones. He sentido el pulso de la nación en cada rincón, en cada conversación, en cada espacio donde su voz ha resonado, y entiendo que la propuesta de Ley de Modernización Fiscal no cuenta con el consenso necesario para ser aprobada. Como Presidente siempre he sido fiel al principio de que en una democracia se puede conseguir todo con el pueblo, pero nada contra el pueblo. Estoy procediendo entonces a solicitar el retiro inmediato del proyecto de Ley de Modernización Fiscal de la agenda del Congreso Nacional. Esto implicará ajustar el alcance de los planes de desarrollo que habíamos planteado y construir alternativas aceptables para lograr la República Dominicana que queremos.
Con esta decisión, confirmo que el gobierno está conectado con la realidad de su gente. Actuamos con responsabilidad y, sobre todo con sensibilidad, y siempre buscando el bienestar de la mayoría.
Como siempre, seguiré trabajando junto a ti, para que nuestra República Dominicana siga avanzando con justicia, equidad y prosperidad para todos.
Muchas gracias.