
LAS PANDILLAS HAITIANAS SON TERRORISTAS
Poor Melvin Matthews
El presidente Luis Abinader ha declarado a las pandillas armadas haitianas como “grupos terroristas” bajo la legislación dominicana y los tratados internacionales vigentes, debido al peligro que ellas representan para la estabilidad fronteriza de República Dominicana, en caso de que las bandas, que ahora controlan el 80 por ciento de Haití en su guerra de exterminio, logren hacerse con el Palacio Presidencial de Puerto Príncipe.
Esta declaratoria mediante decreto oficial a nadie debería sorprender en la República Dominicana, pues ningún gobernante quisiera lidiar con pandillas armadas dirigiendo el gobierno haitiano, eventualidad que significaría la derrota militar y política de las debilitadas instituciones haitianas, además de lo que significará en términos de amenaza para la paz y la estabilidad en la isla. De modo que, la declaración de grupos terroristas es una medida altamente preventiva, una advertencia directa a las pandillas, que solo el año pasado asesinaron a más de 5 mil haitianos, aparte de cientos de secuestros, miles de heridos graves, la destrucción de infraestructura y viviendas que han saldado sus acciones de terror.
En la República Dominicana, el terrorismo está tipificado en la Ley 267, que establece penas de prisión elevadas para los acusados de terroristas; además, la nación forma parte de las Convención Interamericana Contra Terrorismo para la represión de los atentados cometidos con bombas aprobado por la ONU. La decisión permite a las fuerzas armadas y a la justicia dominicanas aplicarle todo el peso de la ley al haitiano que ingrese ilegalmente al país vinculado a grupos terroristas.
Hablando ante la Asamblea Nacional el 27 de febrero, ocasión del 181 aniversario de la Independencia Nacional, Abinader esbozó las tres dimensiones de la crisis que ha encarado en el affaire haitiano: la diplomática, tratando de convencer a la comunidad internacional que pacifique a Haití; la militar, que junto al despliegue de tropas, incluye la terminación de la verja perimetral fronteriza, avanzada en más de un 90 por ciento, y las medidas internas relativas a deportaciones de indocumentados y la seguridad fronteriza.
No obstante, alarmante debe ser la reacción de preocupación y rechazo de la élite gobernante de Haití sometida al asedio de las bandas armadas, que han expresado descontento so pretexto de que la clasificación “organizaciones terroristas”, podría agravar la tensión entre ambos países, en lugar de contribuir a una solución conjunta de la crisis de seguridad.
Claramente, la elite gobernante haitiana se ha equivocado nuevamente, mostrando incapacidad, cobardía e indecisión para enfrentar a las bandas armadas que están a punto de sacarla del poder.
No entienden que la declaración de Abinader contra los grupos terroristas, es un paraguas protector para el debilitado régimen haitiano, incapaz de resolver por la vía diplomática, política y militar la inestabilidad propia de un Estado fallido.