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Lisandro Macarrulla, ministro de la presidencia, crea celos en el PRM, el partido gobernante.

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No es la primera vez que una persona de ejercicio profesional  sobresaliente debido a sus dotes excepcionales y dilatada carrera en el sector privado, verbigracia Lisandro Macarrulla, ha resultado designado por el presidente de la República, desde el principio de su gestión, para desempeñar una función pública decisiva, delicada y trascendente al lado del mandatario,  en el gabinete ministerial, designación  que sorprendió  a medios y también ha creado celos y resentimientos en las filas del partido gobernante.

Macarrulla, un amigo de larga data del presidente Luis Abinader, fue literalmente sacado del ámbito empresarial, incorporado en el 2019 a la campaña electoral para cumplir eficazmente la tarea de presidir  el gabinete presidencial del proyecto político del candidato presidencial del PRD, Luis Abinader; posteriormente, tras la victoria electoral, fue designado coordinador de la comisión técnica de transición hacia el nuevo gobierno y, finalmente, nombrado el 16 de agosto del 2020  ministro de la presidencia, el tercer cargo civil más importante detrás del presidente y la vicepresidenta de la nación, un puesto apetecido por dirigentes  perremeistas que se fajaron en la victoria, como el presidente del PRM, José Ignacio Paliza, el jefe de la campaña, Roberto Fulcar,  y otros. Paliza es ministro administrativo de la presidencia y Fulcar ministro de Educación.

No es la primera vez, sin embargo, que una figura estelar abandona el anonimato empresarial privado y da el gran salto a la función pública, tenida como la plataforma ideal desde la cual se puede rendir un servicio directo a la sociedad implementando las políticas emanadas del gobernante. Sucedió en 1982, cuando el  presidente Salvador Jorge Blanco sorprendió a la opinión pública nombrando  a un jovencito empresario de una adinerada familia capitaleña, llamado José Antonio Najri, al frente de la Secretaría (Ministerio) de Industria y Comercio; otro tanto ocurrió cuatro años después, cuando Joaquín Balaguer retornó al poder acompañado de su flamante  Vicepresidente y Canciller ingeniero Carlos Morales Troncoso, quien renunció de la poderosa presidencia del Central Romana Corporation, propiedad de la transnacional Gulf & Western y, finalmente,  en 1996, en su primer gobierno Leonel Fernández sorprendió posesionando al economista, abogado e historiador Eduardo La Torre, renunciante  rector del INTEC, en la Secretaría (Ministerio) de Relaciones Exteriores.

Pero ¿quién es y cuál es la procedencia de Lisandro Macarrulla, a quien sus detractores dentro del gobierno acusan sin pruebas de, entre otras cosas, obstaculizar la designación de perremeistas de la base en cargos públicos? Las respuestas son simples: es rico de cuna y un líder empresarial reconocido dentro y fuera del país. Me pregunto: Y ¿eso es malo para servir al pais incorporado al cambio moral prometido por su amigo, el presidente Abinader? Creo que no.

Macarrulla, un magnate y filántropo de 64 años, presidió hasta su juramentación el 16 de agosto del 2020, uno de las corporaciones más grandes y poderosas de la República Dominicana: el Grupo Mac, ahora un fideicomiso que no puede hacer negocios con el gobierno es una empresa familiar que invierte principalmente en las áreas inmobiliarias, de turismo, construcción, puertos, ingeniería, industria y tecnología.  Es Graduado de licenciado en administración de empresas con maestría en Finance and Service Managment del Rochester Institute of Technology de New York, USA.

Su liderazgo abarca el haber ejercido dos veces la presidencia del Consejo Nacional de la Empresa Privada (CONEP), fue presidente de la Asociación de Industrias de la República Dominicana (AIRD), presidente de la _Asociación de Productores de Cemento del Caribe y de la Federación Iberoamericana de Cemento. Además, preside la Asociación Ciudad Ovando, una institución filantrópica, sin fines de lucro, cuyo objetivo es preservar el casco histórico de la Ciudad Colonial de Santo Domingo.

El poderoso ministerio de la presidencia que ejerce actualmente, hunde sus raíces como figura político-administrativa del Estado dominicano, en la promulgación de la ley número 38, del 7 de junio del año 1845, pocos meses después de fundada la República, legislación que instituyó para el presidente de la nación un secretario particular, que transcurrido el tiempo se denominó secretario de gobierno, el cual junto al ejercicio de sus funciones sería el secretario del Consejo de los ministros o secretarios de Estado.

Y es precisamente a partir del año 2012 que la ley 247-12, orgánica de administración pública, atribuyó funciones adicionales al ministerio de la presidencia, tales como la Secretaría Técnica del Consejo de ministros e informar periódicamente al jefe del Estado sobre el estado general de su ejecución y resultados, coordinar los procesos de evaluación integral de la gestión pública y de resultados de las políticas públicas adoptadas por el Ejecutivo e informar de las mismas al mandatario.

Concomitante a las funciones previas, del ministerio de la presidencia dependen nueve direcciones generales y tres comisiones oficiales, entre las cuales sobresalen la Dirección General de Ética e Integridad Gubernamental, la Dirección General de Comunicación (DICOM) y el Sistema Nacional de Atención a Emergencias y Seguridad 911, entre otras.

¿Qué aporta Macarrulla al gobierno de su amigo Abinader? Aparte de su know how personal, el irrestricto apoyo del poderoso y diversificado sector empresarial de la República Dominicana, erigido en virtud del liderazgo de Macarrulla.

Sus detractores lo acusan de que no defiende públicamente al gobierno, que no se quema las pestañas bajo los reflectores de la televisión o concediendo entrevistas a otros medios, pero quienes conocen a Macarrulla saben que no se considera un “influencer mediático” ni nada parecido, pero cuando es necesario incursionar ante la prensa lo hace con fundamento y determinación, como procede un auténtico líder.

¿Lograrán sus rivales hacerlo saltar del cargo? Creo que no; Abinader necesita a su lado a Macarrulla, debido a la ética de trabajo que aporta, su reciedumbre moral, eficiencia gerencial y en virtud del sector que representa: el empresariado nacional y extranjero, quienes, junto a los demás sectores sociales, hacen posible la estabilidad del gobierno del cambio.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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