
EL DESTINO INCIERTO DE UNA CARTA PRESIDENCIAL
Por Melvin Matthews.
Donald Trump ha prohibido la entrada de haitianos a Estados Unidos, junto a otros ciudadanos de una decena de países, cerrando la fuente que provee los pocos ingresos económicos para la supervivencia de la nación más pobre del continente. Una medida que muestra el desinterés de la Casa Blanca en involucrarse directamente en la solución diplomática o militar para detener la violenta crisis que azota a Haití.
Al justificar la medida, Trump arguye que “cientos de miles de extranjeros haitianos ilegales inundaron Estados Unidos durante la administración Biden”, señalando los riesgos que esto ha supuesto, como la creación de “redes criminales”, y la elevada tasa de permanencia sin visado.
No obstante, el gobernante estadounidense es el primer destinatario de una carta que, dada su condición de miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, le ha remitido el presidente Luis Abinader, firmada junto a los tres expresidentes Danilo Medina, Leonel Fernández e Hipólito Mejía, en la cual solicitan a Trump interponer “sus buenos oficios” para que el órgano “conozca y adopte la propuesta del secretario general, Antonio Guterres, para la conformación de una misión hibrida bajo el liderazgo logístico y operativo de la Organización”, sustituta de la misión pacificadora que encabeza Kenya..
La misiva, un texto común, estuvo dirigida a los mandatarios de los 15 países miembros del Consejo de Seguridad, pero incurre en el desliz de tratarlos a todos como “miembros permanentes”, cuando en verdad solo cinco ostentan esta denominación: Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Rusia y China. Los demás, son miembros rotativos electos cada dos años. China es miembro del Consejo desde 1971, cuando ingresó a la ONU tras la expulsión de Taiwán. Los otros cuatro son miembros del Consejo porque ganaron la II Guerra Mundial.
Estos cinco grandes: Trump, Xi Jinping, Vladimir Putin, Emmanuel Macron y el británico Sir Kaier Starmer, son los únicos que pueden ponerse de acuerdo sobre Haití o cualquier conflicto internacional, pues poseen el derecho de vetar las decisiones contrarias a sus intereses adoptadas por el Consejo de Seguridad, incluso si son aprobadas por el resto de los países miembros.
A propósito, como Abinader será recibido por su homólogo Macron en el Palacio Elíseo de París, tiene la oportunidad de abordar crudamente el tema haitiano con el mandatario francés, quien ha demostrado liderazgo en las relaciones internacionales, ya que se maneja bastante bien con Trump, Putin y Xi Jinping.
Pero los conflictos vigentes entre los cinco miembros permanentes respecto de la guerra comercial desatada por Trump contra China y Europa, la contradicción de última hora entre Putin y Trump en desacuerdo acerca de la guerra de Ucrania, la cuestión nuclear iraní y el conflicto de Israel y Hamas, arrojan un futuro incierto al objetivo que persigue la carta presidencial: la pacificación de Haití.
Esa carta representa el mayor consenso de líderes nacionales sobre Haití.