
PARTURIENTAS HAITIANAS, FUENTE DE INDOCUMENTADAS
Por Melvin Matthews
Editor LA PRENSA DE HOY
Traficar parturientas desde Haití para dar a luz en la República Dominicana, bajo la promesa de dotar con una nueva nacionalidad a su vástago, es un negocio absolutamente inhumano, que durante mucho tiempo ha arrojado pingues beneficios a los coyotes organizadores de viajes ilegales a través de la frontera, antes de que esta línea limítrofe fuera militarizada del lado dominicano.
Desde la sentencia 0168/13 del Tribunal Constitucional, ningún hijo de inmigrante ilegal no obtiene la nacionalidad dominicana mediante el jus soli, sino que hereda la original de sus padres indocumentados.
Pero las parturientas haitianas no solo cruzan la frontera, también provienen de los guetos y hacinamientos de haitianos indocumentados diseminados por doquier, pues se trata de utilizar a las embarazadas, que no son de maridos dominicanos, como mecanismo de presión contra el gobierno y para ganar apoyo en la opinión nacional y extranjera.
Creo, por tanto, que dentro de las 15 medida contra la inmigración ilegal anunciadas por el presidente Luis Abinader, la que mayor controversia provoca debido al alto grado de sensibilidad humana y el riesgo para la salud que entraña, es la relacionada al protocolo aplicable a las parturientas haitianas que acuden a la red de hospitales públicos para dar a luz.
La medida presidencial dispone que para recibir atención médica, cada inmigrante haitiano ilegal, parturienta o no, debe presentar una identificación, carta de trabajo y prueba domiciliaria; sino cuenta con documentación, el inmigrante recibirá atención médica, pero será deportado al comprobarse que superó la crisis. Agentes de migración han sido apostados en cada hospital estatal. Una tarifa mínima se cobrará.
Con esa decisión será posible que el Estado cumpla con su doble rol de dar asistencia humanitaria a los inmigrantes ilegales mientras cumple con las deportaciones y preserva el sistema de salud para los dominicanos.
El mandatario reitera que los dominicanos tienen derecho a recibir atención médica sin ser desplazados por grupos extranjeros, prometió que la identidad nacional no será diluida, que “nuestra generosidad no será aprovechada, pero que la solidaridad tiene límites”.
No obstante, el tétrico negocio de parturientas cruzando ilegalmente la frontera no es un fenómeno exclusivo dominicano. Una gran cantidad de mujeres, incluyendo haitianas, han intentado cruzar con relativo éxito la ruta migratoria más peligrosa del mundo, entre Colombia y Panamá, tratando de ingresar a Estados Unidos, por supuesto, antes de Donald Trump.
En Melilla, España, mujeres marroquíes cruzan la frontera para dar a luz en hospitales españoles, lo que ha generado preocupaciones sobre el acceso a servicios de salud y posibles prácticas de “pisos patera”, familias hacinadas en habitaciones que cuentan con menos de 5 metros cuadrados por persona.
Pisos patera, guetos y refugios masivos, son ya hábitat frecuente entre los inmigrantes haitianos ilegales de nuestro país. Y han crecido a la vista de todos.