EL ACTA DE DEFUNCIÓN DEL PRD
Por Melvin Matthews
El otrora glorioso PRD ha muerto bajo el mando de Miguel Vargas.
El acta de defunción debe datarse el 19 de mayo 2024, fecha electoral en la que Vargas, candidato presidencial por tercera vez, logró 19,790 votos, esto es el 0.45 por ciento de los emitidos, cifra que representa el peor apoyo electoral recibido por la organización social demócrata en su larga existencia de 85 años. Obtuvo apenas un diputado.
El PRD lo fundó Juan Bosch el 21 de enero de 1939, en La Habana, Cuba, junto a un grupo de exiliados antitrujillistas; tras el ajusticiamiento de Trujillo el 30 de mayo de 1961, llegó la primera delegación perredeísta, conformada por Ángel Miolán, Ramón A. Castillo y Nicolás Silfa, el 5 de julio de ese año.
Desde entonces, el PRD se convirtió en una organización política popular, históricamente la más votada e influyente del país durante el Siglo XX y comienzos del XXI, liderada primero por Juan Bosch hasta su renuncia en 1973, y luego por José Francisco Peña Gómez, erigido su gran timonel que propició los triunfos consecutivos de Antonio Guzmán en 1978 y Salvador Jorge Blanco en 1982, e insertó la entidad en la Internacional Socialista y la COPPAL
El deceso de Peña Gómez, mayo 1998, les dejó a los dirigentes de entonces un enorme caudal histórico y político que sería prolijo detallar aquí, pero que resultó dilapidado en las manos de sus más conspicuos herederos partidarios, a pesar de las contundentes victorias congresuales del 1998 y 2004, y el precario triunfo del presidente Hipólito Mejía en el 2000.
La derrota reeleccionista de este en 2004 abrió grietas insalvables en el PRD, y el posterior revés de Vargas en la elección presidencial del 2008 derrotado por Leonel Fernández, fijaría una rivalidad interna entrambos dirigentes, que ni siquiera saldó la salida de los futuros fundadores del PRM), en el 2014, pues continúa hasta hoy
La puesta en escena de los perremeistas dejó a Vargas políticamente disminuido, irreconciliable de sus antiguos compañeros, condición agravada por su pretensión de mantener a flote al PRD a base de alianzas con su rival tradicional, el PLD, que si bien lo llevó al puesto de Canciller (2016-2020), significó la extinción del perredeísmo.
Una carrera política inseparable de su condición de empresario le ganó a Vargas mala reputación personal y lo llevó a la comisión de graves errores y a moverse penosamente entre la corrupción atribuida a Medina y la demagogia de Fernández.
Está por verse si Vargas seguirá desempeñándose en la vicepresidencia mundial de la Internacional Socialista y la presidencia de la IS para América Latina.