
LOS MUERTOS DE DISCOTECA JET SET MERECEN JUSTICIA
Por Melvin Matthews.
Las 231 muertes y casi 200 lesionados, contados hasta ahora, merecen que sobre los responsables de esa tragedia caiga el peso de la justicia; sus familiares deben perseguir la indemnización que corresponde a la magnitud de los daños y perjuicios sufridos, debido al colapso fatal del techo de la discoteca Jet Set indiscutiblemente deteriorado.
Tal deterioro puede constatarse, incluso, a través de las redes sociales, por donde circula un video del bachatero Anthony Santos, actuando recientemente en la afamada discoteca, quejándose mientras le caía encima un polvillo que bajaba del techo: “Esta vaina se va a caer”, se le escucha decir, al tiempo que se sacude la arenisca de su costosa vestimenta.
Es decir, el techo ya mandaba señales inequívocas, las cuales fueron ignoradas por su propietario, el empresario Antonio Espaillat, y los encargados de la administración y mantenimiento del centro de diversión, personas que, a la luz del Código Penal y del Código Civil, son evidentemente responsables de los daños y perjuicios derivados de la peor tragedia ocurrida en el ámbito del entretenimiento nacional.
“Cualquier hecho del hombre que causa a otro un daño, obliga a aquel por cuya culpa sucedió, a repararlo”, dispone el artículo 1382 del Código Civil, que agrega en el siguiente: “Cada cual es responsable del perjuicio que ha causado, no solamente por uno hecho suyo, sino también por su negligencia o su imprudencia”.
A continuación, el artículo 1386 de la codificación citada encaja perfectamente en la tragedia del Jet Set, cuando establece: “El dueño de un edificio es responsable del daño que cause su ruina, cuando ha tenido lugar como consecuencia de culpa suya o por vicio en su construcción”.
Asimismo, el Código Penal, Artículo 319, prevé sanciones punitivas para el que, por torpeza, imprudencia, inadvertencia, negligencia o inobservancia de los reglamentos, cometa homicidio involuntario, o sea causa involuntaria de él, será castigado con prisión correccional y multa.
Es decir, no hubo causas externas para el desplome, lo que sí se sabe es que el inmueble del Jet Set se incendió en el 2023, dejando presumiblemente las secuelas físicas para la desventura de ahora. Por tanto, vicio de construcción, falta de revisión periódica o estructural actualizada, surgen como las hipótesis del desastre.
No obstante, a estas alturas se desconoce si el Jet Set operaba amparado por una póliza de seguros, cual aseguradora la gestiona, el precio o la cobertura por daños a terceros, que son los fallecidos mientras se divertían.
Espaillat, quien habló brevemente al país, nada dijo al respecto, y las empresas del ramo también callan. Obviamente, el colmo sería que operase sin seguro contra riesgos cubiertos, tales como desastres o incendios. Su responsabilidad sería penal. La Superintendencia de Seguros debe informar sobre el particular.
Finalmente, creo que la comisión designada por el presidente Luis Abinader para investigar la tragedia, tiene la primera palabra.
La última tocará a la Justicia.